Omisión de información. Los médicos tienen la obligación de informarle de todos los riesgos que se expone, además se ha de dejar constancia en la historia clínica del enfermo.

Tardanza en realizar un diagnóstico. Si existe demora en realizar las pruebas necesarias o en ofrecer el tratamiento correspondiente, se puede reclamar si este retraso produce consecuencias en la recuperación o provoca secuelas o daños.

Retraso en las listas de espera. Como consecuencia de esta espera, el paciente empeora, tiene nuevos síntomas que se podían haber evitado si hubiera sido atendido antes.

Diagnóstico erróneo. Cuando el personal sanitario confunde unos síntomas de una enfermedad por otra y hace una prescripción de medicamentos incorrecta.

Imprudencia o errores en intervenciones quirúrgicas. Cuando un médico no tiene en cuenta todas las complicaciones que pueden conllevar a un paciente.

Infecciones contraídas en el hospital. Se contraen durante la estancia en un hospital o en otro centro de atención a la salud.